La historia de lo que hoy es la Ciudad de México se remonta a la llegada de los mexicas al islote de Tenochtitlan. Por más de 600 años, este lugar ha sido testigo del florecimiento cultural y el desarrollo social, con todos los eventos y procesos que esto implica. Por toda la ciudad abundan edificios cuya fascinante historia y arquitectura te dejarán boquiabierto no solo por su belleza, sino también por la carga histórica.
Estos son algunos de los edificios históricos más imponentes del centro de la CDMX.
1. CATEDRAL METROPOLITANA Y TEMPLO MAYOR
Aunque estos edificios no se concibieron como parte de un mismo proyecto arquitectónico, su cercanía nos permite hacer un recorrido histórico de casi 400 años. El templo mayor data del siglo XIV y su construcción comprende siete etapas que se edificaron una sobre la otra. Estaba dedicado a las deidades más importantes de México Tenochtitlan: Huitzilopochtli (dios de la guerra) y Tláloc (dios del agua).
Por otro lado, la Catedral Metropolitana es uno de los edificios más antiguos y arquitectónicamente complejos de la ciudad. La primera fase de su construcción inició en 1571, pero no se terminó sino hasta 1813, de ahí que entre sus fachadas e interiores se observen influencias góticas, barrocas y neoclásicas.
2. PALACIO DE ITURBIDE
El Palacio de Iturbide es uno de los edificios más emblemáticos de la Ciudad de México y cuenta con una larga y fascinante historia. La arquitectura del palacio es un magnífico ejemplo del estilo barroco mexicano, con su fachada de cantera rosa adornada con detalles dorados y balcones de hierro forjado.
El interior es igualmente impresionante, con techos altos, elegantes escaleras de madera y decoración de estilo colonial. En la actualidad, el Palacio de Iturbide alberga el Palacio de Cultura Citibanamex, que destaca por sus exposiciones de arte y diseño mexicano.
3. PALACIO POSTAL
Esta joya de la arquitectura porfiriana fue diseñada por Adamo Boari, el mismo arquitecto a cargo del proyecto del Palacio de Bellas Artes. La cantera chiluca del exterior fue traída del municipio de Ecatepec para labrar elementos que remiten al gótico isabelino, mientras que en el interior se despliega una espectacular escalera al más puro estilo Art Nouveau de mármol mexicano y bronce italiano.
Afuera de la Sala de Juntas de la Dirección General de Correos encontrarás los frescos de Bartolomé Gallotti, los cuales recuperan figuras de la mitología griega como Hermes (dios de la comunicación) y Hefesto (dios de la metalurgia).
4. MUNAL
Ubicado sobre la plaza Manuel Tolsá -–frente a la icónica escultura del rey Carlos IV, mejor conocida como ‘El Caballito’–-, se encuentra el Museo Nacional, un imponente edificio neoclásico construido a finales del siglo XVIII. El interior del edificio destaca por su escalera de mármol y herrería, sus techos altos y sus ventanales infinitos que llenan de luz el espacio, contrastando con los muros de cantera oscura del patio interno.
Antes de ser un museo, este edificio albergaba el Palacio de de Comunicaciones y Obras Públicas, pero desde 1982, sus salas se han dedicado a exhibir una inmensa colección de arte mexicano.
5. MONUMENTO A LA REVOLUCIÓN
El que hubiera sido el Palacio Legislativo Federal se conoce hoy como el Monumento a la Revolución, un símbolo de lucha y resistencia social. Con sus arcos de 26 metros de altura y su doble cúpula recubierta de cobre patinado, este emblemático edificio tiene un mirador espectacular para contemplar las mejores vistas de la ciudad.
6. PALACIO DE BELLAS ARTES
Bellas Artes es, probablemente, el edificio más icónico de la ciudad, y es que no hay por dónde empezar a describirlo. Debido a su accidentada construcción —una vez más, interrumpida por la Revolución Mexicana— el estilo neoclásico de la fachada (a cargo de Adamo Boari) contrasta con los detalles Art Nouveau y Art Déco del interior (de Federico Mariscal). La cúpula, coronada con el águila de la república, está rodeada por las esculturas de cuatro mujeres que representan al Drama, la Comedia, la Lírica y la Tragedia.
En el último piso se encuentran los imperdibles murales de Diego Rivera, y el telón de la Sala de Conciertos está hecha de cristales de Tiffany. La cartelera de exposiciones, recitales, bailes y conciertos varía con frecuencia, así que vale la pena recorrerlo a profundidad, por dentro y por fuera.
Yuniet Blanco Salas